En este nuevo aniversario de su partida, evocamos con respeto y gratitud su entrañable figura como, sembrador de canciones, de identidad y de conciencia. Su legado, profundamente arraigado en nuestra tierra, trasciende el tiempo y sigue floreciendo en cada verso donde nombra al hombre de campo, al paisaje y a la esperanza.
Hoy, al recordarlo, no lo hacemos desde la nostalgia, sino desde la certeza de que su arte sigue siendo faro y raíz. Que su ejemplo nos inspire a seguir construyendo una cultura comprometida, sensible y profundamente nuestra.